viernes, 12 de agosto de 2022

COMPETENCIAS EMOCIONALES

Aproximadamente desde las décadas de los 70 y 80, se ha venido cuestionando la idea de que el desempeño laboral y la facilidad para desenvolverse socialmente de las personas dependa sobre todo de lo que normalmente se conoce como “inteligencia”.




Es por eso que psicólogos como Peter Salovey, John D. Mayer y Daniel Goleman han desarrollado y popularizado el concepto de “Inteligencia Emocional”, un constructo psicológico en el que quedan reunidas todas las aptitudes y habilidades que las personas tenemos en lo relativo a la identificación, gestión y expresión de las emociones. Así pues, la idea de que más allá de la inteligencia convencional (basada sobre todo en la facilidad para razonar y para llevar a cabo habilidades verbales o lógico-matemáticas) existe una Inteligencia Emocional nos señala que la mente humana es mucho más que un procesador de información textual y verbalizable, sino que también puede gestionar fenómenos emocionales que no pueden ser plasmadas totalmente en palabras ni números.



¿Cuáles son las cinco competencias emocionales?
Autoconciencia: Es la facultad para identificar y procesar nuestras emociones en búsqueda del bienestar personal. La autoconciencia emocional nos permite mirar en nuestro interior y reconocer las emociones y las causas que las provocan; de esta manera, conociendo nuestros puntos fuertes y débiles, adquiriremos mayor seguridad en nosotros mismos, más confianza y autoestima.

Autorregulación emocional: esta competencia emocional nos permite tener la capacidad de elegir las emociones queremos experimentar en determinado momento, y, de esa manera poder evitar que las acciones ajenas nos afecten. El objetivo no es contener las emociones, sino transformar esa energía negativa en positiva. Tener dicha facultad no es tarea sencilla; el dominio de las emociones requiere de suficiente entrenamiento y autocontrol.

Automotivación: mediante la automotivación se busca, a través de las emociones, mantenernos motivados alcanzar las metas. Para ello es fundamental no detenernos en aquello que se interpone en nuestro camino, sino que hacer foco en nuestros objetivos. La automotivación requiere de positivismo, confianza, no ceder ante los obstáculos, sino que enfrentarlos con optimismo y persistencia. Desviar y transformar la energía de las emociones negativas en acciones que nos ayuden a alcanzar nuestras metas aumentará nuestra automotivación.


Competencias sociales: la empatía, la conciencia y la orientación al servicio nos permite forjar relaciones enriquecedoras, tener otra perspectiva de las cosas, ser amable y establecer vínculos de confianza, entre otras cosas. En la inteligencia emocional, la empatía es la capacidad para reconocer las emociones de otra persona; lo que nos permite saber que está sintiendo, sin necesidad que intervenga el lenguaje oral y, además, comprender su manera de actuar, sin necesidad de compartirlo. Esta habilidad innata, pero que también puede ser trabajada y adquirida, nos posibilita captar las emociones del otro mediante el lenguaje corporal, el tono de voz e incluso a través de la mirada. Poder sentir y comprender al otro, nos da la posibilidad de relacionarnos sanamente, ser mejores personas y contar con habilidades positivas que nos serán de utilidad tanto para el ámbito profesional como personal.
Habilidades de la vida y el bienestar: es la capacidad que tenemos para enfrentarnos a los desafíos que se nos presentan a diario; ya sea adaptándonos a situaciones imprevistas, llevando un orden que nos permita tener una vida equilibrada o interactuar de manera saludable con los demás. Dicho en otras palabras, son todas aquellas destrezas que nos ayudan a relacionarnos con nosotros mismos y con nuestro entorno y a sortear los desafíos del mundo actual.
Habilidades sociales: Se trata de una serie de destrezas o determinadas habilidades
que sirven para tener unas relaciones interpersonales positivas. Se tienen muy en cuenta en el ámbito laboral, ya que, cuando se trabaja en equipo, poder expresar las opiniones que uno tiene, deseos o necesidades, así como entender las del resto, es algo que mejorará el ambiente de trabajo. Cada vez se demandan más en la empresa este tipo de habilidades
Empatía: Ponerse en el lugar de otra persona y saber cómo se siente es algo que nos ayudará a mantener relaciones sólidas, basadas en el respeto y el entendimiento.
Identificar emociones: Es el primer paso para saber cómo nos sentimos. Si uno puede ponerle una etiqueta a la emoción que siente, eso ayudará a gestionarla de forma más eficaz.
Gestión emocional: Una vez se identifican las emociones, es importante regularlas y entenderlas, ya que estas tienen un importante impacto en los comportamientos que lleva a cabo una persona en su vida diaria. La autorregulación es algo que puede ayudarnos a controlar mejor las emociones en determinadas situaciones.
Motivación: Ser capaz de convertir nuestras emociones en algo que nos sirva de enseñanza y motivación para conseguir una meta. Esto es algo que confirma que se está llevando a cabo una buena gestión emocional. Las emociones son indicativos de adaptación al medio y la situación que acontece. Por lo tanto, no debemos huir de ellas, sino que lo relevante es identificarlas y gestionarlas según nos interese en cada momento.
Ejemplo de competencias emociona
Un trabajador se reúne con el jefe de una compañía. Al parecer, su rendimiento ha bajado y está más apático. Tras mantener una charla con el responsable, le confirma que recientemente ha perdido a su pareja y está atravesando una situación difícil.

Referencias

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